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UNA PLACA PARA ANTIOQUÍA

UNA PLACA PARA ANTIOQUÍA

martes, 29 de marzo de 2011

ANTIOQUÍA: la verdadera historia


ANTIOQUÍA: la verdadera historia

(EB-28 de julio de 2009)



Por una no santa costumbre, estamos acostumbrados a contar las cosas a nuestra personal manera, sin investigar, averiguar, enfrentar opiniones, hablar con los personajes que intervinieron, etc.….y sobre Antioquía, el pueblo serrano de la Cuenca Media del Río Lurín en el departamento de Lima, capital del Perú, se dice muchas e inexactas verdades. Hoy trato de sumergirme en su historia y decir sólo la verdad…..la que es de mi conocimiento, a través de los promotores y autores de lo que siempre llamo “Antioquía, un pueblo para el Turismo”.


Era este pueblo en la sierra limeña, uno de los tantos lugares olvidados, donde las autoridades no se acuerdan de ellos más que una sola vez al año, cuando celebran su aniversario con pompa, o cada cierto lejano tiempo cuando quieren ser elegidos o reelegidos…Acabado el acontecimiento, se convierte en un lugar muerto. Y en el caso de Antioquía, en un vía crucis sin esperanza para los jóvenes que acabando la secundaria, tenían que emigrar a la capital ya que allí no existe un instituto, universidad u otros para seguir estudios superiores. Pero más grave aún, no existe fábricas, empresas, industrias, que les brinde la oportunidad de trabajo. Quien se quedaba en el pueblo estaba predestinado por el aburrimiento y la monotonía cotidiana, a convertirse en alcohólico.


Era diciembre del 2003 cuando llegó a mis manos un mini-CD que hablando de este pueblo, contaba la experiencia que vivió la gente de Antioquía, cuando un grupo de artistas plásticos (26) de diferente nacionalidad pasaron un fin de semana allí para ejercitar cada uno su propia interpretación del pueblo. El paisaje fue el tema tocado por todos y esto entusiasmó a la gente, que no era usual ver turistas en el lugar, y menos artistas venidos de diferentes partes. Detrás de este acontecimiento se encontraba monsieur Francois Oligny que había venido en representación de la Escuela de Extensión de la UNAM en Canadá (Gatineau) para trabajar en las oficinas del Centro de Investigación y Desarrollo (CiedPerú) de Monterrico-Lima, ONG que hacía buen tiempo estaba realizando tareas de producción agroindustrial en la zona. Antioquía es un pueblo productor de frutas ubicado en el valle de Lurín, a 60 Km. de Lima… la idea de Oligny fue convertirlo en un centro turístico… pero ¿cómo?


Fue cuando se le ocurrió realizar una subasta de obras de arte donadas por artistas y con el dinero recaudado destinar a un proyecto-propuesta de desarrollo turístico basado en el arte…es decir, hacer de Antioquía una obra de arte para que nadie se resista en visitarlo y así luchar contra la pobreza. En febrero de 2004, recibí una invitación para participar en el concurso “Colores para Antioquía”. Me sentí presionado para participar, ya que me llegaron apuntes de los principales edificios del pueblo que debería en mi caso hacer la propuesta usando color y técnica libres. Fue así que a la fecha de entrega del proyecto, personalmente llevé el mío.


Pasaron algunas semanas, y una mañana temprano en los primeros días de julio, recibí una llamada que indicaba que estaba como finalista del concurso, junto a otro artista. Horas después, en la tarde me confirmó monsieur Oligny que no sólo había sido el ganador por el jurado en Lima, sino que el pueblo había aprobado en su local municipal de Antioquía, apostando por mi propuesta. Naturalmente, me emocionó mucho el saberlo, pero debía prepararme para el viernes 9 que me entregarían el premio y reconocimiento gráfico del asunto. Esto fue a las 7 de la noche en el edificio Petro Perú de San Isidro. Mucha gente asistió al evento, sumado a mis amigos y familiares, las autoridades del pueblo (alcalde señor Ángel Mantari), de la ONG Cied Perú, de Cementos Lima (quién me entregó un premio pecuniario), el señor Manuel Schwartz R. alcalde de Cieneguilla, etc. allí mismo se llevó a cabo la subasta de pinturas con éxito.


Ya había sido reconocido mi premio…pero ¿qué garantía tenía que se realizara mi proyecto?...En fiestas patrias de ese 2004 me dirigí con mis amigos. David Ramírez, Oscar Álvarez, Alfonso Moreno y mi sobrino Jorge Ballesteros para realizar el pintado de la escuela en la plaza principal de Antioquía. En los días que permanecimos allí, tuve que enfrentar a algunos vecinos que eran contrarios al pintado de mis motivos naif en sus paredes. Por suerte, en nombre de la ONG se encontraba la señora Eliana Chávez, quien supo con paciencia explicar a los protestantes las bondades del proyecto y la realización del diseño en todo el pueblo.


Para octubre de ese mismo año bajo el lema “Acompáñame a Antioquía”, llevé más de 250 personas a visitar el pueblo. Coordiné previamente con restaurantes, el alcalde y las autoridades, los de la ONG y los pobladores se quedaron sorprendido al ver llegar una caravana de autos, Custer y camionetas con mucha gente que se interesaba no sólo por conocer Antioquía, sino por disfrutar los derivados frutales que ellos fabrican: vinagre de manzana, mermelada de membrillo, jugos diversos, encurtidos, etc. y saborear sus camarones, el rico clima, la belleza del lugar, etc.


En enero de 2005 se inauguró mi trabajo en Antioquía con asistencia de algunos ministros del gobierno del presidente Alejandro Toledo, y la gente que siempre suele estar en este tipo de eventos en representación de, o por invitación de…al que no pude asistir.


Semanas después y en el mismo local de Cied-Perú hice entrega a sus autoridades de todas mis sugerencias para continuar con el pintado del pueblo: tipo de plantas, cómo cuidarlas y mantenerlas, materiales para el piso, tratamiento de la plaza principal, cómo elaborar artesanías que sirvan como “souvenirs” a la vez que una entrada económica para quienes las trabajen, etc. Ahora el vía crucis se trasladó a mis colegas artistas amigos, alumnos y exalumnos que me llamaban cada vez que hablándose de Antioquía en algún reportaje escrito o visual, se cuenta todo tipo de historias, pero se olviden del artista que imaginó una obra de arte en sus muros, puertas, ventanas, rejas, iglesia, colegio, municipalidad, salón comunal, posta médica, restaurantes, casas y otros.


Si bien es cierto son cada vez más los guías de turismo, las instituciones y los medios que me ubican como autor…debo confesar que estando en un país como el nuestro, no me preocupa ya el hecho de que no se me otorgue el crédito de la autoría…Uno se acostumbra a la ingratitud de nosotros los peruanos, y lo más grave, a la ceguera de los gobernantes y autoridades…siempre nos acordamos de quienes hacen algo por el Perú en su lecho de muerte, o cuando el tiempo transcurrió en el permanente olvido. Sumado a esto, se ha venido usando mis diseños para pintar pueblos en Huarochirí, Arequipa y otros lugares del Perú, sin mi permiso y sin pago de mis derechos. He recurrido al congresista Mauricio Mulder, el señor José Gordillo alcalde de Breña (donde se ubica hoy mi taller) y al mismo presidente de la república para que se coloque una placa que perennice mi trabajo, pero todo a quedado en nada, como suele ser cuando entran los políticos a tallar en cualquier bien intencionada obra en el Perú.


Se me ha pedido realizar trabajo similar en Canta, Cajamarca y otros pueblos de mi país, pero me he negado por las razones expuestas. No es agradable que en mi país no se reconozca mérito de mi creatividad, y no estoy dispuesto a entablar demandas ni batallar con sinvergüenzas de uno y otro lado.


La historia de este pueblo estará escrita y será la “gallina de los huevos de oro”, mientras se respete la intensidad de los colores, y que al restaurar cada cierto tiempo, no cambie el diseño original. Los primeros interesados aparte de la gente del mismo pueblo, deben ser las autoridades de Antioquía, el Ministerio de Turismo, las agencias de viajes de las municipalidades de Miraflores y Surco, y otras agencias que se mueven a través de personal que vive o labora de alguna manera para que lleguen los turistas al lugar.


Mientras como artista, debo confesar que me mueve el mejor de los deseos porque cada pueblo del Perú se convierta en atractivo turístico, que genere ingresos económicos a sus habitantes y a la vez, los niños y jóvenes puedan solventarse allí o fuera, una profesión, oficio o actividad que permita vivir en condiciones mejores.